Esta era la última vez que él le fallaba. Muchas veces deseaba no haberlo conocido en aquella navideña fiesta de disfraces. Pero ya no más. Ese era su mantra desde hace una hora. Una hora esperando a que el señor “Abogado-De-Peces-Gordos-De-WallStreet” se dignara aparecer en aquella cita que “Su Majestad” le había propuesto sin tener en cuenta que ella, como decoradora de interiores, tambien estaba muy ocupada.
Todo estaba preparado. La cena, que se estaba quedando fría, el champan frances, que se estaba calentando en la hielera llena de hielo que se estaba derritiendo…Por fín, “El Señorito” apareció…oliendo al perfume de quien sabe que mujerzuela de tasca. Tras una discusión de poco menos de cinco minutos en la que él se mostró totalmente insensible y en la que la hizo sentir culpable hasta del asesinato de JFK, como siempre, se pusieron a cenar.
Ella le sirvió la copa que “Su Señoria” le demandó. Se la entregó y mientras ella se servia una para ella misma, su pareja, su novio desde hace dos años, se bebió la suya. Con una sonrisa en los labios se dió la vuelta para ver como su egocentrico, machista y maltratador prometido caía fulminado por un ataque al corazón. El arsénico que ella había puesto en la copa de el, había funcionado. Aquella fue la ultima vez que él le falló.
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